En México tenemos distintas tradiciones a lo largo del año y una de las más marcadas es cenar pavo en Nochebuena y Navidad. Pero, ¿cómo es que surgió esta tradición en el país?
EL ORIGEN DEL PAVO
Para empezar, el pavo era mejor conocido como guajolote, aunque hay algunas regiones en México que lo siguen llamando así.
Los aztecas comían el guajolote durante el solsticio de invierno para celebrar una fiesta llamada Panketzaliztli en honor al dios Huitzilopochtli, a quien festejaban por su triunfo sobre la diosa de la luna, Coyolxauqui. Antes de la Conquista y la evangelización, en México no se celebraba la Navidad.
Con la Conquista, los jesuitas llevaron el guajolote a España, donde comenzó a ganar popularidad por su sabor y tamaño. En dicho país lo nombraron gallina de Indias, pero posteriormente lo llamaron pavo por su parecido con los pavorreales.
Fue hasta 1528 que se celebró la primera Navidad en América gracias a Fray Pedro de Gante, uno de los primeros evangelizadores en la época de la Colonia. El solsticio de invierno quedó opacado con esta celebración y la cercanía de fechas influyó indudablemente, sin embargo, la tradición de comer guajolote se quedó como se hacía en el solsticio.
DE MÉXICO PARA EL MUNDO
Algunas versiones aseguran que la realeza europea comenzó a exotizar el consumo de este animal y por ello se volvió un alimento caro y difícil de conseguir.
Por otro lado existen versiones que explican que el tamaño del pavo -más grande que gansos y pollos- sirvió para mitigar el hambre de familias enteras, por lo que funcionó como sustituto de otras proteínas más caras.